INMINENCIA DEL ALBA
Ángel Llorente
SELECCIÓN
Ángel Llorente García (1958-1993) estudió en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México la Licenciatura en Literatura Latinoamericana. Pertenece a la primera generación que cursó el nuevo plan de estudios que sustituyó al antiguo programa de Letras Españolas. Se distinguió siempre por ser un infatigable lector, un observador silencioso e inteligente, y por su sensibilidad abierta a la vez a la poesía y a la religiosidad. Participó en el taller de poesía que a partir de 1978 se reunía en Coyoacán alrededor del maestro Hugo Gola; de los numerosos aprendices que asistían y se esforzaban él fue sin duda el primero que de forma natural logró una expresión poética personal, intensa y madura. Más tarde fue maestro en el Colegio Simón Bolivar y, sobre todo, en la Ibero, donde fue profesor de asignatura en el Departamento de Letras y en el Centro de Integración Universitaria. Muchos de sus alumnos lo recuerdan con afecto. En 1991 se integró al Consejo Editorial de Caldero, al cual perteneció hasta su muerte. La publicación de estos poemas debe entenderse como un homenaje y un testimonio de amistad; pertenecen a su único libro publicado, Inminencia del alba (México, UAM Azcapotzalco, 1983). Sorprende en ellos la experiencia directa —sin adjetivos— de la luz, símbolo inequívoco del espíritu y la trascendencia; son, además, a la vez sobrios y emocionados, precisos y sugerentes, cualidades que no abundan en la necia y verbosa poesía de nuestro contaminado presente. (Juan Alcántara)
Tomado de la revista Caldero, Universidad Iberoamericana, Ciudad de México, otoño de 1993.
Retrato
Confieso que he nacido de rodillas
Soy monarca y testigo
Con los peces
Llevo luto en mi nombre
Lloro secretamente
Y algunas veces canto
Entre los pájaros
Luz
Himno radiante
Dócil
Elaborando su multitud calcárea
Manso portento
Luz
Límpido cáliz
Del sol
Y su plegaria
Deseo
Que fueran esos labios
Levemente entrevistos
Y no este beso oscuro
Y amargo
Del café
Árbol
La vida toda
En pie
Árbol espléndido
Entera luz
Creciendo
Separándose
Alto clamor de hojas
Alto dolor de brazos erguidos
Prodigándose
Colinas
Si de pronto
Te pierdes
Es que estás en camino
Busca
En el verde incesante
La flauta de Dios
Alba
Vino a cobijarnos
La inocencia
De este rayo de sol
Teléfono
El sábado pensé que llamarías
Hoy es miércoles jueves
Ya no puedo pensar
Caracol
Anoche
En tu pecho
Se podía escuchar el mar
Fundación
Emprendamos el tiempo
Que las horas enciendan sus hogueras
Y los frutos
Revelen sus aguas
Que las piedras
Extiendan sus palmas
Llenas de luz
Náufragos
Salen del fondo de los siglos
Vienen como la fe
Como las aves
Tienen la edad del sol
La soledad
Son inmortales
Dolor
Desnudo
En mitad de la noche
Pregunto por qué
Otoño
Otra vez la pasión de las hojas
Su dolor sus espinas
lnútiles
Su sonido
Que cae
Extinguiéndose
Sin resurrección